Después de 43 años de servicio en nuestra institución, Ester Margarita Salcedo ingresó en su período de descanso laboral: la jubilación. Más conocida como “Marga”, se relacionó con los comerciantes santotomesinos desde 1977 cuando apenas tenía 17 años y fue tomada en el área administrativa en la aún incipiente tarea gremial del Centro Comercial de Santo Tomé.
“En ese momento el presidente era Rubén Gagliardi y la principal tarea que llevábamos a cabo era la de los informes comerciales en un Centro que por supuerto era mucho más chico que ahora”, recuerda Marga. Es que por entonces, la entidad tenía siete años de fundada y lo que ahora se conoce como el salón de fiestas, por los ’70 era un amplio patio con árboles frutales y, claro, no había planta alta.
Marga mira hacia atrás y encuadra aquellos días en una economía floreciente para Santo Tomé, principalmente por el rol productivo y laboral de la Fiat en Sauce Viejo. “El comercio estaba en pleno crecimiento”, rememora y agrega que “de entonces recuerdo un negocio que ya no está como Idelma que se dedicaba a la venta de telas pero también ya se consolidaban emprendimientos como Inmobiliaria Abraham, Calzados Karla (que este año cumple 50 años), Maitess (que por entonces estaba en la plaza principal), la verdad que la actividad era muy importante en todos los aspectos pero el rol de la Fiat era clave y se notaba por el trabajo de los bancos y nosotros trabajabamos mucho con los créditos ya que el principal trabajo eran los informes comerciales”. Por entonces, la cartera de socios apenas llegaba a 30 socios “y eramos tres empleados administrativas, incluido un gerente”, cuenta Marga; “pero nos sosteníamos porque era otro el movimiento, había bonos contribución, se hacían cenas benéficas pero a veces no alcanzaba la plata y algunos directivos ponían de su bolsillo”, recuerda asintiendo con su cabeza.
De más está explicar los problemas que presenta hoy tan solo abrir las puertas de un local comercial pero hace treinta o cuarenta años los problemas eran muy parecidos, quizás con una escala menor “pero también había inseguridad, suba de impuestos, falta de iluminación pero había mucha dureza con el reclamo hacia las autoridades y también se trabajaba más unidos con otras instituciones”, remarca para agregar que “todas las comisiones directivas fueron muy buenas la personas que trabajaron ad honorem así que no hay más que sacarse el sombrero porque un directivo hoy tiene muchos problemas tan solo con sus comercios”.
Para terminar, La Revista le preguntó a la ahora ex empleada administrativa que es lo más importante que le dejó el paso de casi una vida en las oficinas de calle Almirante Brown 2028 y como definiría al comercio local, casi emocionada dijo: “me crié viendo crecer el comercio santotomesino, es familiero, casi gauchesco pero también debo decir que les cuesta integrarse y luchar por una institución como el Centro Comercial; les cuesta participar, dialogar, acercarse porque el Centro es parte del comerciante, yo he cosechado amigos, para mí los comerciantes son como mi familia”.