Hoy, Marianela Coy se dedica exclusivamente a su emprendimiento comercial. Quedó atrás aquel 2014 en que abandonó el mundo laboral para dedicarse de lleno a la maternidad. Pero como ocurre en muchos casos, la economía familiar comenzó a flaquear y había que buscar una salida laboral para sustentar el presupuesto del hogar.
“Recuerdo que me dije: “¡¡¡ algo tengo que vender !!!” y justo estábamos en cercanías de la festividad de Pascua así que lo primero que se me ocurrió fue trabajar en chocolate”, recuerda Marianela, quien fue participe de la primera Expo de la Cámara de Mujeres Emprendedoras.
“Aunque lo que comencé a elaborar era muy básico, tuvo buena aceptación así que seguí evolucionando en un rubro tan competitivo como el de la pastelería”, rememora. Todo emprendedor necesita de apoyo. En muchos casos del económico y allí aparecen instancias promovidas por el Estado, pero también de la gente cercana. “Es así que con el apoyo de las chicas de la Cámara, por supuesto de toda la familia y amigos fue que “Lo Dulce de Maia” Pastelería comenzó a tomar forma”, dice la emprendedora.
Marianela resalta la importancia de la capacitación para escalar en cualquier actividad que se encare. “Me acuerdo que llegaron más capacitaciones y más clientes, pero también es cierto que en los tiempos que corren un emprendedor no tiene el camino fácil, ya sea por competencia, aumentos de insumos o prueba y error en los comienzos”.
Pero todo esfuerzo tiene su recompensa: “hoy trabajo en mi emprendimiento 100%, la cadena de recomendaciones se va dando sola, pero estoy convencida que al crecer personalmente e ir conociendo mis posibilidades crece el trabajo, la verdad es que estoy muy contenta con la oportunidad de poder contar lo que hago, y como siempre agradecida por el apoyo desde el minuto cero”, dice feliz.
“¿Cuál es el halago más grande de mi trabajo?, que pregunten ¿Quien hizo la torta?”.